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Algunos plantean la alegación maliciosa de que al Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) no se le reveló nada, sino que recibió el Qor´ân de los judíos y los cristianos.
Algunos plantean la alegación maliciosa de que al Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) no se le reveló nada, sino que recibió el Qor´ân de los judíos y los cristianos. Sin embargo, todo lo que utilizan como prueba sobre estas palabras, no son sino suposiciones que no se basan en nada de lo que equivale a una evidencia, y el más famoso de estos dichos, se resume en el encuentro del Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) –cuando todavía era un muchacho- con el monje Sergius, Ÿarÿîs o Buhayrâ[1] -según las diferentes fuentes respecto al nombre-, y el segundo dicho provoca la probabilidad de que recibió su conocimiento de Waraqa Ibn Nawfal, aparte de otros varios relatos más débiles que este, los cuales afirman la extensión de los judíos en algunas zonas de la Península Arábiga, la existencia de muchos esclavos abisinios cuyos orígenes se remontan a la tierra cristiana de Abisinia en ese momento y la salida del Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) cuando era un joven que viajaba para el comercio de Jadîÿa bentu Jowayled (que Al-lâh Esté complacido con ella) a los países de Sham, las cuales eran –también- tierras cristianas. No obstante, Emile Dermenghem se esforzó mucho en su libro llamado “The life of Mahomet (La vida de Mohammad)” para buscar cualquier posibilidad y cada detalle que indique la existencia de judíos y cristianos en La Meca; más bien, despierta la duda sobre la necesidad de que Mohammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) se encontró con ellos y fue influenciado por ellos, y lo mismo hizo Montgomery Watt en su libro “Mohammad en La Meca”[2].
La verdad es que dicha sospecha está llena de huecos (o defectos), y vemos que no está permitido a la persona razonable aceptarlos, debido a varios motivos; como:
Primero: la Sira del Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) y la historia de su vida, son conocidas más que cualquier otro personaje en la antigüedad, y sus noticias fueron objeto de gran escrutinio y documentación; lo que facilitó para todos el hecho de saber la autenticidad o debilidad de la probabilidad que dice que la narración ocurrió o menos, y si es así, entonces no está permitido abandonar las noticias correctas y auténticas, más bien, y las débiles también, corriendo tras suposiciones, las cuales son meros supuestos que sostienen que la existencia de alguna gente del Libro en la Península Arábiga y la posibilidad de que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) se encontró con ellos en un viaje comercial a Sham, tal vez sea el medio por el cual las enseñanzas judías y cristianas llegaron a él.
Segundo: lo auténtico y firme de su Sira, es que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) no leía ni escribía desde su nacimiento hasta su muerte, en lo que respecta a la necesidad aprendizaje, sobre todo si esto se refiere a las enseñanzas religiosas. Y de la necesidad de aprendizaje –también-, se supone que el estudiante frecuente al profesor, y no vemos en la Sira del Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) noticias auténticas ni débiles que indiquen que él frecuentaba algún lugar, ni a una persona determinada de forma habitual, especialmente teniendo en cuenta que en su primer viaje comercial no se separó de su tío paterno, tampoco se alejó de Maysara el muchacho de Jadiÿa (que Al-lâh Esté complacido con ella), quien fue con él a Bosra. Teniendo en cuenta que Maysara lo vigilaba: puesto que él trabajaba con el dinero de su señora Jadiÿa (que Al-lâh Esté complacido con ella). Y la cumbre de lo que uno puede obtener en tales viajes, es –como dijo Karen Armstrong[3]- “un conocimiento muy pequeño”[4].
Tercero: en el viaje que efectuó el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) cuando era un muchacho joven junto con su tío paterno, donde encontró al monje nestoriano, no tenía más de doce años de edad. Pues, ¡¿cómo es posible que un muchacho de esa edad, aparte de la lengua diferente –ya que no hablaba sino el árabe mientras que el monje era nestoriano siríaco- tomara algo (de conocimiento) de él en este único encuentro?! Además, cómo se explica el hecho de que quedó durante todos estos años sin que su estado cambiara hasta que lo publicó después de veintiocho años –más de un cuarto de siglo- aguantado por ello toda esa tortura.
El gran pensador inglés Thomas Carlyle dijo: “No sé qué decir acerca de ese monje Sergius (Buhayrâ) quien sostiene que Abû Tâlib y Mohammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) residieron con él en el mismo hogar, ni qué puede aprender un muchacho en dicha edad joven de un monje; ya que Mohammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) no superaba los catorce años en aquel momento, como tampoco conocía otro idioma fuera del suyo (o sea el árabe). Y sin duda alguna, muchas de las condiciones de Sham y sus escenas, no eran para él sino una mezcla confusa de cosas que negaba y no entendía”[5].
Cuarto: además, ¿cuál es la explicación de que esas palabras pronunciadas sean de tanta elocuencia y retórica con las que se desafía a los árabes quienes eran conocidos por ellas? Teniendo en cuenta que el monje ni hablaba árabe. Sin embargo, aunque quien no domina la lengua árabe ni ama el Islam, dio testimonio sobre la elocuencia del Qor’ân; pues, por ejemplo, Thomas Arnold citó: “Encontramos entre los cristianos a alguien como Alvar –conocido por su fanatismo contra el Islam- quien afirma que el Qor’ân ha sido redactado con tal estilo elocuente y hermoso; a tal punto que los cristianos no pueden hacer más que leerlo y admirarlo”[6]. Aquí, fue revelada la Aleya que responde a tales sospechas y alegaciones maliciosas, pues Al-lâh dice: “Ya sabemos que dicen: En realidad es un ser humano el que le enseña. La lengua de aquel a quien se refieren no es árabe mientras que ésta es una lengua árabe clara.”[7].
Quinto: ninguno de los idólatras planteó tales asuntos en el contexto del enfrentamiento con el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), y si tuviera algún valor y peso, o si hubiera una mínima sospecha sobre su encuentro (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) con alguien de conocimiento del Libro o comportamientos similares que tal vez provoquen la sospecha, lo habrían citado y atacado con ello; sin embargo, la realidad es que no lo hicieron, salvo una única vez –mientras estaban en la fase de golpearlo y encontrar cualquier acusación contra él- cuando plantearon dicha idea con vergüenza, pues algunos la dijeron pero estaba dominada por la ignorancia de la persona que desempeña el papel del maestro, además de que la materia en su opinión era sólo mentiras y leyendas, de modo que no había ninguna probabilidad de que el maestro fuera de los eruditos de la gente del Libro, o que lo que decía fuera del conocimiento que tiene la misma: “Dicen los que se niegan a creer: No es más que una mentira que se ha inventado con la ayuda de otros.”[8], “Y dicen: Son leyendas de los antiguos..”[9]. Más bien, ellos recurrieron a la gente del Libro para que les estimara lo que Mohammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) había traído.
Sexto: nadie pretendió que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) tomó algo de él, ni Buhayrâ ni otro de la gente del Libro difundidos en la Península Arábiga; mejor dicho, la gente del Libro procuró ponerlo en una situación crítica y auxiliar a su gente idólatra contra él, aprovechando lo que se conocía de ellos en cuanto al conocimiento del Libro, luego decían: “dicen de los que niegan la creencia: estos tienen mejor guía en su camino que los que creen”[10]. También, a veces, los incrédulos recurrían a ellos y les hacían preguntas que sólo un profeta sabía, como ocurrió con An∙Nadhr Ibn Hâriz y ‘Aqaba Ibn Abî Mu‘ît quienes fueron a los judíos de Medina, contándoles la noticia de Mohammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), así que los sacerdotes de los judíos les dijeron: “Preguntadle sobre tres cosas; y si os informa sobre ellas, entonces es un profeta enviado; y si no, es un hombre que dice calumnias (y pretende la profecía): preguntadle sobre lo que pasó a unos muchachos en el primer tiempo –es decir, los compañeros de la caverna; ya que les pasó algo raro. Preguntadle sobre la noticia de un hombre que viajaba mucho, quien alcanzó todos los lados de la tierra –es decir Dhûl Qarnayn. Y preguntadle sobre qué es el espíritu. Así pues, si él os informa sobre eso –es decir: sobre la verdad de las dos primeas y una de las realidades de la tercera, o sea que es (proviene) de Al-lâh-, entonces seguidle, pues es un profeta”[11].
Más bien, los judíos de Medina estaban convencidos de que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) no conocía sus libros, así que -después de eso, mientras él estaba en Medina- le preguntaron: “¿Cómo pretende seguir la religión de Ibrâhîm (Abraham, AS) mientras come las carnes del camello y sus leches, si están prohibidas (en su religión)?”. Entonces fue revelada la Aleya siguiente: “Antes de que se hiciera descender la Torá, todos los alimentos eran lícitos para los hijos de Israel salvo los que el propio Israel se prohibió a sí mismo. Di: ¡Si es verdad lo que decís, traed la Torá y recitadla!”[12].
Otra vez, intentaron salvar a dos de ellos quienes habían cometido adulterio del castigo de la lapidación, así que los trajeron al Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), quien les dijo: “¿Qué dice la Torá acerca de la lapidación?”. Dijeron: “Escandalizarlos y azotarlos”. Entonces ‘Abdul-lâh Ibn Salâm exclamó: “Habéis dicho una mentira, pues habla de la lapidación”. Acto seguido, le trajeron la Torá y la leyeron, por lo que uno de ellos puso su mano sobre el versículo de la lapidación, leyendo lo que estaba antes y después de ello. ‘Abdul-lâh Ibn Salâm dijo: “Alza tu mano”. De hecho, el hombre la alzó y debajo de ella estaba el versículo sobre la lapidación. Así que dijeron: “Es sincero, oh Mohammad, está (en ella) el versículo que habla sobre la lapidación”[13].
Por ende, la misma gente del Libro no afirmó dicha probabilidad, ni previeron que él sabía lo que estaba en sus libros.
Séptimo: ¿no parece una pretensión ridícula e ingenua la existencia de un hombre sabio capaz de inventar tales enseñanzas maravillosas y precedentes a su época, luego tener tanto ascetismo y abstención de los placeres mundanos procurando hacer llegar lo que tiene a la gente, aunque sea a través de un hombre árabe, y después esta toma continúa –pues sin duda no se trató de un encuentro pasajero que produjo todos estos textos coránicos y proféticos- junto con su deseo de ocultar y tener éxito?
Además, ¿no es aún más extraño que haya un hombre quien disfruta de todas estas capacidades y talentos de dirección y liderazgo, estando en la cumbre de la noble descendencia, el amor y la estimación, y luego pretende la profecía de modo que se le observa bien vigilando todos sus movimientos, y todavía puede continuar tomando y recibiendo? ¿Y después no reconoce el mérito de modo que no se vuelve el asunto a su familia?
Octavo: el Qor’ân solía descender separado y gradualmente según los incidentes que ocurrían, y su descenso continuó durante veintitrés años, luego se compiló en un solo libro después de la muerte del Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam); es decir: que el Qor’ân no es un libro que apareció poco tras de su composición, sino que es una realidad viva, y las Aleyas aumentaban cada día, y esto en sí niega la cuestión de tomarlo (o recibir el conocimiento) de alguien.
Noveno: lo que fue confirmado del Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) a través de varias narraciones auténticas en cuanto a que la revelación lo alcanzaba a veces: “A veces, viene a mí como el tañido de una campana, que es el más difícil de todos (para mí), entonces pasa cuando he entendido lo que dice”[14]. Hasta que ‘Âîsha (que Al-lâh Esté complacido con ella) narró que lo veía en ese día teniendo mucho frío y su frente chorreaba sudor[15]. Y dichos síntomas no se pueden fingir. Esos síntomas llevaron a muchos opresores a decir que él (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) padecía de epilepsia u otra enfermedad, y es suficiente aquí mencionarles lo que dijo Ronald Bodley[16] al respecto: “Independientemente de que fuera epilepsia, malaria o coma espiritual, sin embargo esto no afectará nada el asunto a pesar de todo lo que se dijo sobre este tema, pues nunca la epilepsia hace a alguien un profeta o legislador, ni siquiera eleva a alguien a una posición de estimación y poder. Y quien tenía dichos síntomas en los tiempos pasados, se consideraba loco o poseído por los genios; no obstante, si hay alguien que se puede describir con razón y la perspicacia, entonces éste es Mohammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam)”[17].
Décimo: el Noble Qor’ân condenó claramente lo que hizo la gente del Libro en cuanto a la crueldad de sus corazones, la alteración de sus libros y no seguir al profeta que encontraban descrito en la Torá y el Evangelio, negando creencias centrales afirmadas por las dos religiones: judía y cristiana. Por ejemplo, decir que ‘Azîz y Jesús son hijos de Al-lâh - Al-lâh está por encima de los que dicen- , como también la creencia en la crucifixión para los cristianos y la superioridad humana para los judíos, además de otras muchas diferencias principales. Pues, aquí, hay una prueba clara sobre sobrepasar las creencias e ideas afirmadas por las religiones.
Además, el mismo Noble Qor’ân llama a acercarse a la gente del Libro, considerándolos más cerca de los creyentes que los idólatras e incrédulos. También licitó el matrimonio con ellos y comer de sus animales sacrificados. Reconoció la profecía de Ibrâhîm, Ishâq (Isaac), Ya‘qûb (Jacob), Dâwûd (David), Sulaymân (Salomón), Alyas‘(Eliseo), Mûsâ (Moisés) e ‘Îsâ (Jesús) , (que la paz sea con él), hablando de ellos con todo respeto. Asimismo, habló acerca del milagro de Cristo y la inocencia de su madre la virgen. Por lo tanto, llama fuertemente a acercarse a ellos; digno de notar que esto no es una conducta que transmite o sigue algo que ya existía o que se le enseñó, sino que son situaciones conscientes, claras y sólidas, sobrepasando el tiempo y el espacio. Y en este contexto, citamos las palabras del pensador inglés Leitner[18], pues dijo: “Según lo que conozco de las religiones de los judíos y los cristianos, digo que lo que Mohammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) sabía, no es una cita (o: no fue tomado de nadie), sino que le fue revelado”[19].
Undécimo: lo que afirmó el Dr. Maurice Bucaille –el francés no árabe, quien no era musulmán ni intentó serlo- cuando estudió la ciencia moderna bajo los datos ofrecidos por los tres libros sagrados: la Torá, el Evangelio y el Qor’ân. Pues, se sorprendió de que la narración coránica es la única que no menciona nada que contradice los conocimientos científicos modernos, después de 1400 años de su revelación, de una forma que no puede ser absolutamente obra de un ser humano; ya que aunque Mohammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) hubiera leído y consultado dichos libros anteriores, no hay espacio alguno para decir que en ese tiempo pudo realizar tal proceso selectivo de información, manteniendo lo correcto y rechazando lo falso (erróneo)[20].
[1] El nombre del monje “Buhayrâ” no se citó sino en dos narraciones débiles de las que transmitieron el suceso en los libros de Sunna y Sira; en la primera narración, está Mohammad Ibn ‘Omar Al Wâqidî, quien según los eruditos del Hadîz es abandonado, y la segunda es una narración de Mohammad Ibn Is-hâq que narró sin cadena de narradores, por la que no se toma en consideración. En cuanto a las narraciones auténticas y las que tienen el mismo juicio; no señalaron el nombre del monje. Véase: Al Albânî: un artículo bajo el título de “El incidente del monje llamado ‘Buhayrâ’ es una verdad y no una fábula”, la revista de At·tamaddun al islâmî (La civilización islámica), volumen 25, pág. 167-175.
[2] Es justo aquí citar que algunos orientalistas procuraban encontrar un medio de convivencia, cooperación y amor entre el Islam y el Cristianismo, y entre ellos, destacan Emile Dermenghem y Montgomery Watt; ya que sus libros se consideran de los mejores libros que intentaron eliminar la imagen negativa de los musulmanes en las mentes occidentales, aparte de que ellos cometieron errores cuando trataron de acercar y simplificar todo, descuidando la importancia de todos los desacuerdos; como decir que el Islam se desarrolló por el Cristianismo, y que se sacó principalmente de ello. Por lo tanto, no es la religión enemiga, ni la religión diabólica, que Mohammad consideraba a Cristo como un hermano suyo, que los musulmanes creen en él como profeta igual que Mohammad, lo respetan tanto a él como a su madre, etc.
[3] Karen Armstrong: (nació el 14 de noviembre de 1944 d.C.), británica. Una investigadora famosa en religión comparada.
[4] Karen Armstrong: Mahoma: biografía del profeta, pág. 151.
[5] Thomas Carlyle: (Los héroes), pág. 61, 62.
[6] Thomas Arnold: The preaching of Islam (la predicación del Islam), pág. 162.
[7] [Sura An·Nahl (Las Abejas) 16: Aleya 103].
[8] [Sura Al-Furqân (El Discernimiento) 25: Aleya 4].
[9] [Sura Al-Furqân (El Discernimiento) 25: Aleya 5].
[10] [Sura An·Nisâ´ (Las Mujeres) 4: Aleya 51].
[11] As∙sira al hilbîyya 1/499, Ibn Hishâm: As∙sira an∙nabawiyya (La biografía profética) 2/139 e Ibn Kazîr: As∙sira an∙nabawiyya 1/483, 484.
[12] [Sura Âle-‘Imrân (La Familia de ‘Imrân) 3: Aleya 93].
[13] [Al Bujârî (6841)] [Muslim: Al Hudûd (los castigos corporales prescriptos para el crimen) (1699)].
[14] [Al Bujârî: Bad’ Al Wahî (el comienzo de la revelación) (2)] [Muslim: Al Fadhâ’il (las virtudes) (2333)].
[15] [Al Bujârî: Bad’ Al Wahî (2)] [At∙Tirmidî (3634)] [An∙Nasâ’î (934)] [Ahmad (26241)].
[16] Ronald Victor Bodley: comandante que se unió al ejército británico en el año (1908 d.C.). Trabajó en Iraq y Jordania, y luego como consultor en el sultanato de Mascate. Fue el primero quien atravesó el Rub al-Jali, y cuando dejó el servicio gubernamental, fue a vivir entre los árabes del desierto, y escribió mucho sobre el desierto y el Oriente. Su libro más famoso es: “The messenger; the life of Mohammed (El mensajero, la vida de Mohammad)”.
[17] Ronald Victor Bodley: La vida de Mohammad, pág. 58, 59.
[18] Leitner: investigador inglés. Obtuvo más de un doctorado en derecho (islámico), filosofía y teología. Visitó Estambul en el año (1854 d.C.), así como fue a varios países islámicos, reuniéndose con sus hombres y científicos.
[19] Leitner: The Religion of Islam (La religion del Islam), pág. 4, 5.
[20] Consulte el libro del Dr. Maurice Bucaille: The Bible, The Qur'an and Science (La Biblia, el Corán y la Ciencia), un estudio bajo el conocimiento moderno.
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